La nutrición balanceada es un
elemento obligatorio en el tratamiento de la diabetes mellitus. Un buen régimen
alimentario se caracteriza por ser individual, de modo que debemos tener en
cuenta la edad, sexo, peso, estatura, actividad física, clima en que habita el paciente, momento
biológico que vive (por ejemplo, una mujer en embarazo, un recién nacido, un
niño en crecimiento, un adulto o un anciano), así como también la presencia de
alteraciones en los niveles de colesterol, triglicéridos o hipertensión arterial
de cada persona.
En esta ocasión te damos algunas
recomendaciones generales para ayudarte a controlar mejor tu diabetes:
- Apégate lo mejor posible al
régimen de alimentación, la cantidad de equivalentes y raciones
correspondientes que tu médico o nutriólogo recomiendan.
- Elige alimentos frescos y de
temporada sobre los procesados y enlatados, al igual que grasas de origen
vegetal (aceite) sobre las animales (manteca).
- Consume alimentos ricos en fibra,
como frutas y verduras con cáscara, cereales integrales o con cascarilla. Si los
consumes cocidos, de preferencia que sea al vapor.
- Lava y desinfecta los alimentos
que se consumen crudos. No olvides la importancia de la higiene en su
almacenamiento, preparación y consumo.
- Elige, en lo posible, los
hidratos de carbono complejos (grupo de cereales y tubérculos) a los simples
(azúcares). Los azúcares (miel, mermelada, dulces, chocolates o azúcar) los puedes
consumir con moderación. Su presencia en la alimentación saludable no se
considera necesaria, debido a su bajo aporte de nutrientes.
- Incluye al menos un alimento de
cada grupo en cada una de las tres comidas principales.
- Evita comida chatarra o rápida.
- El consumo de huevo entero no
debe exceder tres piezas por semana.
- Consume pescado mínimo dos veces por
semana.
- Disminuye el consumo de alimentos
de origen animal.
- Prefiere las preparaciones al
vapor, hervidas, al horno, a la parrilla o a la plancha, en vez de las fritas,
empanizadas o capeadas.
- Si utilizas aceite vegetal, que
sea en atomizador, de canola u oliva.
- Usa requesón bajo en (o sin)
grasa o yogur sin grasa.
- Sazona las comidas con hierbas y condimentos,
vinagre o jugo de limón.
- Cuida tu hidratación, bebe entre
1.5 y 2 litros de agua al día.
- Disminuye lo más posible el uso
de sal (elimina el salero de la mesa) y azúcar en tus preparaciones.
- Si realizas ejercicio, bebe de 20
a 30 ml de agua cada 15 a 20 minutos durante el tiempo que entrenes.
- El ejercicio puede ser una
excelente práctica, pues ayuda a disminuir tu glucosa en la sangre. Sólo
recuerda tener un buen control de ésta.
- Si utilizas insulina, pide
asesoría antes de ajustar o modificar tu alimentación y las unidades diarias.
- Entérate de qué suplementos o
complementos utilizas, así como el régimen alimentario que sigues actualmente.
- El consumo máximo de café es de
dos tazas al día.
- Evita el consumo de alcohol y cigarro,
ya que no permiten que alcances tus metas con mayor rapidez y, sobre todo,
dañan tu salud.
- Mantén un peso saludable. Tu
nutriólogo puede darte los rangos específicos para tu edad y género.
- Si eres menor de 18 años, vigila
tu crecimiento y desarrollo asistiendo a la consulta regularmente.
- Los niños, adolescentes, mujeres embarazadas
y lactando; personas de la tercera edad y deportistas, requieren incluir una
colación (una comida pequeña entre el horario normal de las comidas fuertes) a
media mañana y tarde, para cubrir sus necesidades.