La Vergüenza
Por: Silvio Marinelli
La vergüenza es una de
las sensaciones más dolorosas y dañinas para el ser humano. Aparece cuando los
procesos de identidad personal se ven perturbados y hunden al sujeto en una
confusión entre lo que es para la mirada del otro y lo que es para sí mismo.
Como menciona Andrew P. “La
vergüenza representa el espacio que hay entre los ideales de sí mismo (la
imagen de sí a la que uno aspira) y el sentimiento de sí en realidad (la imagen
de uno mismo como es). Cuanto más grande sea la distancia entre estas dos
imágenes, mayor será la intensidad de la vergüenza sentida. Claramente,
nuestros ideales son influenciados por el universo intersubjetivo en el cual
habitamos y se forman a partir de las relaciones con nuestras familias,
compañeros, cultura subyacente, valores y costumbres. Pero una vez estos
ideales están formados, son interiorizados y juegan un papel importante en la
formación de las emociones y sentimientos que tenemos acerca de nosotros mismos,
incluyendo especialmente nuestra vergüenza y nuestra sensibilidad ante la
vergüenza”.
Se puede decir que la vergüenza
es indisociable de la mirada. Ser descubierto (desnudado) por la mirada del otro es la forma capital de lo
vergonzoso. La
vergüenza aparece si se siente expuesta
la propia intimidad, lo que lleva a una reacción de ‘esconder’. Y lo que se
quiere ocultar no es alguna parte de la anatomía (aunque no se excluye
necesariamente), sino los impulsos y deseos más íntimos. El sujeto se
avergüenza no tanto de lo que hace, sino de lo que desea hacer pero esconde.
Donna
Orange menciona cómo la vergüenza
“penetra” en el ser: “Esta cualidad invasiva de la vergüenza sugiere sus
orígenes en la familia, donde el mundo de experiencias se fue organizando
alrededor de un sentimiento de sí devaluado. El fallo no sólo está en el suministro
de las capacidades auto-reguladoras que se necesitan para enfrentar la
humillación, sino que además se inhibe activamente el desarrollo de la
capacidad de tomar otra perspectiva de uno mismo. Lo peor de todo, no hay
escapatoria sino a través del encuentro con otro con quien tendré que entrar de
nuevo en el mundo de la vergüenza”.
Dicho de otra manera, la vergüenza es el
sentimiento interior, desagradable y doloroso, de valer menos que los demás o
de ser “insuficiente” como persona.
Se genera cuando la persona se juzga a sí misma con una actitud de
auto-reprobación por creer que es fundamentalmente mala, inadecuada,
defectuosa, indigna o poco valiosa.
Quien siente vergüenza se siente a la merced de los demás, expuesto en una
situación que no puede tolerar, de la que se sale derrotado y con emociones de
depresión o con mucha rabia.
La vergüenza lleva implícito un sentimiento de inadecuación ante los
estándares sociales y la persona se percibe a sí misma como insuficiente: no
está a la altura de dichos estándares.
Por lo general, la vergüenza es generada por el miedo, o la certeza, de los
juicios negativos de los demás.
Ante esta situación el resultado es de impotencia. El sujeto se siente a
merced del juicio ajeno, de las miradas condenatorias; indefenso, débil,
perdido y confundido. De ahí la ansiedad, malestar interior y desconsuelo, que
llevan a un deseo de desaparecer y de aislarse socialmente. En algunas
ocasiones se presentan ciertas fantasías de venganza, tales como: “me lo
pagarás”, “te destruiré”, etc., provocadas por la “furia de la humillación”. Y
estas emociones se convierten en un espiral de vergüenza y rabia que,
finalmente, destruyen las relaciones.
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