Vivir la niñez
Por: Andrés Arango
Todos fuimos niños. Esta etapa de
la vida marca nuestra existencia, pues nos da las herramientas y valores necesarios para
tener creencias y sueños en nuestro futuro. Continuamos en la vida
con estos valores que nos permiten apoyar, acompañar y creer en una sociedad.
Creemos que la humanidad busca la felicidad a base del amor, y estos grandes
sueños que se solidifican conforme pasa el tiempo nos damos cuenta de que la
vida es un trabajo constante para estar creciendo, buscando la felicidad en compañía de la familia.
La vida es bella si creemos en la
humanidad, en el amor y la compañía. Nuestras acciones a base del amor nos
pueden inspirar a vivir una felicidad si tenemos la capacidad para ver que siempre somos hijos. El amor
de nuestros padres es la base de la felicidad, pensando que somos seres amados
desde que nacemos. El saber que somos
amados nos inspira a ser mejores humanos, cercanos, afectuosos y
misericordioso. Ese amor de madre que acompaña a su único hijo enfermo es el
amor que debemos dar a las personas que están sufriendo.
En la niñez si se pierde a algún
familiar, la salud o la autoestima, se puede generar inseguridades en la
adolescencia y adultez; por ello es necesario buscar a personas capacitadas para acompañar
a los niños y, si esta ayuda es complementada con el amor de los padres, cualquier
situación se puede aprender a vivir con las emociones y recuerdos.
La vida es
un constante aprendizaje de emociones, ¡así es vivir!
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