jueves, 3 de septiembre de 2020

Las festividades de los muertos en diferentes partes del mundo

 Por Biol. Fabiola Navares

A lo largo de la historia del hombre y de las múltiples culturas que han surgido en todo el mundo, sabemos que todas en algún momento honran a sus difuntos. Y estas festividades se hicieron más laboriosas conforme  las sociedades se hicieron más complejas.

Las festividades de los muertos no sólo se relacionan con el honor a los muertos, sino también con los ciclos de inicio de algunas cosechas. Por ejemplo, en la huasteca inicia  a finales de septiembre y concluye en noviembre; esta celebración está relacionada con la cosecha del frijol y del maíz y con el temporal de lluvias. En la actualidad, en México el 2 de noviembre es día de los fieles difuntos o día de los muertos.

En las comunidades indígenas, quien erige un altar de muerto son las  mujeres, pero éstas tienen que reunir ciertos requisitos  como el no estar en su periodo menstrual. Ellas se encargan de hacer toda la comida y  los adornos. No es permitido se coman las viandas so pena de enfermarse.  Cuando el difunto llega al compartir las viandas, éste toma la esencia de los alimentos y se la lleva agradecido. Si la comida - al ingerirla los familiares - no sabe a nada quiere decir que el alma del difunto realmente estuvo con ellos y se alimentó de los mismos.

En México, la planta que representa el día de muertos es el  cempasúchil o flor de los 400 pétalos. Los mexicas creían que los difuntos, debido al olor fuerte de esta flor,   encontrarían el camino a sus hogares.

Los Celtas que habitaban Gran Bretaña y Francia llamaban a estas festividades Samhain, que marcaba el final del verano, y por tanto de la cosecha, y el comienzo del solsticio de invierno y del año celta. Para los celtas el cambio de estaciones y las cosechas adquirían un significado mágico, por eso ese día celebraban “La Fiesta de los muertos”. Ellos utilizan las manzanas asadas en estos días. 

Creían que durante ese día los muertos atravesaban el límite que separaba un mundo de otro, y les visitaban. Los habitantes de los pueblos dejaban alimentos fuera de sus casas para complacer a los espíritus, ya que si no accedían a sus deseos podían ser presa de maldiciones y horribles conjuros. Los druidas (sacerdotes) celtas se vestían de una manera especial, pensando que así facilitaban la conexión entre este mundo y el del más allá y que los muertos vendrían a entregar mensajes a los vivos.

En Haití el dos de noviembre se festeja el día de todas las almas y en Puerto Príncipe la gente se reúne para visitar a sus fieles difuntos en los cementerios. Las personas dejan como ofrenda granos de café, ron, cacahuates, frijol negro, maíz y panes. La sacerdotisa en ocasiones sacrifica una gallina, regando la sangre en la tumba y en la cruz, prediciendo supuestamente el futuro que los depara a los familiares del difunto.

En China al festejo se le conoce como Ching Ming (Recuerdo de los días de los ancestros) y da comienzos el 4 o 5 de abril, 10 días antes y 10 días después del Chin Ming. En ella participan los jóvenes y se dan a la tarea del arreglar, quitar la maleza, pintar y volver a adornar las tumbas de sus fallecidos. Con una visión más espiritual  se reúnen para comer alrededor del difunto, ofreciéndole los alimentos que al difunto le gustaba (similar a los mexicanos) y rezarle diversas plegarias. Al final se quema dinero, como símbolo de prosperidad. Deben de colgar ramitas de sauce en sus puertas pues es símbolo de luz y en ese día no deben de cocinar con fuego. Por lo que se le conoce también como "el día de la comida fría".

En África existe un sinfín de ritos ceremoniales y festejos en torno a los difuntos y  varían de acuerdo a la etnia, el rango social y si era hombre, mujer o niño. En muchos pueblos se tiene la costumbre de arrojar un poco de agua y comida al suelo todos los días, forma simbólica de decir que los muertos siguen presentes y que se les ha alimentado. En otras etnias el jefe de la tribu cada ocho días dará parte de su comida como ofrenda y cada siete años sacrificará una cabra y rociará con su sangre las imágenes de los difuntos o los pilares de arcilla que los representan. En otras comunidades se tiene prohibido llorar, pues el alma del difunto se puede ver sumamente afectada. En Madagascar entre los nativos tienen la costumbre cada cinco años de desenterrar a cierto número de difuntos y colocárselos en los hombros moviendo sus brazos y piernas dando un recorrido de baile pues el muerto ha retornado entre ellos.

En Japón, el Día de Muertos, u Obon como se le conoce, se  celebra en agosto. También se le conoce como "El día de las linternas"; que comparte algunas tradiciones con nuestra celebración como las ofrendas para dar fuerza a las almas que vienen a visitarnos. Las linternas son usadas en las fachadas de las casas para alumbrar el camino de los espíritus. Una vez que ese día ha pasado, las linternas se depositan en el río para que guíen las almas de vuelta al más allá.

A pesar de que quisiéramos borrar de nuestra mente la existencia de la muerte, existen aún culturas que nos enseñan que lo ideal es vivir este último ciclo de nuestra existencia de una forma natural y sana y enseñar a verla de esta forma a nuestros jóvenes y niños. Solo una cosa es verdad: todos nos vamos a morir. 



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