Por. Psic. Cliserio Rojas Santes
La situación del cuidador con restricciones en su
vida social, en su estado de salud, en su tiempo libre, en sus aficiones, en su
intimidad, etc., perturba de modo intenso su equilibrio personal y familiar,
dañando gravemente la relación intrafamiliar y experimentando una profunda
sensación de soledad. Se puede desarrollar un síndrome de "fatiga
crónica" o "Síndrome de Burnout", que puede interferir en la
calidad de los cuidados proporcionados el enfermo.
Las manifestaciones principales del "Síndrome
de Burnout" son:
- Síntomas depresivos: trastornos del sueño,
tristeza, fatiga que no corresponde a la actividad, incapacidad para concentrar
la atención, perdida de interés en actividades previamente placenteras,
cefaleas, enlentecimiento del pensamiento, energía, anhedonia.
- Cambios de humor, agresiones verbales y expresiones de crueldad.
- Síntomas físicos: molestias abdominales, mareos, síntomas cardiovasculares y
respiratorios.
- Consumo de alcohol o drogas.
La situación de agobio que vive el cuidador es la
causa principal de la institucionalización en pacientes dependientes como los
ancianos.
Las necesidades más importantes del cuidador son:
1. Información: el cuidador necesita aumentar sus
conocimientos sobre la enfermedad, sus cuidados, complicaciones, etc.
2. Formación: desarrollo de habilidades de comunicación, afrontamiento de=
estrés, cuidados al paciente.
3. Apoyo emocional: el cuidador desea recibir afecto, comprensión y apoyo de
otras personas de su círculo social. El apoyo puede llegar de grupos de apoyo
constituidos por personas que han vivido situaciones similares y por tanto hablan
el mismo lenguaje que los "cuidadores".
4. Periodos de descanso- hay que buscar fórmulas que permitan al cuidador
momentos de descanso (mañanas, vacaciones, fines de semana). Se puede recurrir
a centros de día, ONGS, voluntariado, asociaciones de familiares, cuidadores profesionales,
etc.
5. Otras: económicas, ayuda en el cuidado físico, ayuda en funciones
domesticas, etc.
3.- Otros sistemas de apoyo social.
Al hablar de la situación de una persona
responsable de los cuidados de un familiar, hemos
citado la posibilidad de desarrollar un síndrome de agotamiento denominado
"síndrome de burnout" o estar quemado. En los profesionales dedicados
al cuidado continuado de un paciente, también
puede surgir esta manifestación. Los más susceptibles de ser afectados por este
síndrome, son los
miembros de equipos dedicados a cuidados paliativos con pacientes en situación
grave o terminal. El agotamiento laboral afecta al personal sanitario cuando
éste se ve desbordado por las numerosas exigencias que plantea el cuidar estos
pacientes. Puede surgir una reacción de estrés cuando percibimos una situación
o suceso que nos resulta amenazante y que al respecto evaluamos que no poseemos
los recursos necesarios para su adecuada superación. Tenemos una sensación de
irritabilidad y perdida de energía física, sentimientos de baja autoestima y de
no eficacia. El sentirse indefenso será el último eslabón de esta cadena.
Cuando se repiten estas situaciones, el riesgo de agotamiento es casi
inevitable. El cuidador pierde el entusiasmo por el trabajo y las consecuencias
para su salud pueden ser muy negativas. Pese a sus efectos devastadores, el
síndrome de agotamiento suele pasar desapercibido, siendo más fácil de
reconocer en otra persona que en uno mismo. Muchos cuidadores piensan que
reconocer ante los demás sus reacciones de estrés, es admitir su incompetencia,
lo que puede exponerle a sentimientos adicionales de perdida de la propia
autoestima, ya seriamente afectada.
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