Expresión corporal
Psic.
Ma. Safira Escalante Loera
Todas las personas tenemos dos elementos que nos integran: el
cuerpo y el espíritu. En algún momento se ha sentenciado que “el cuerpo es la
cárcel del alma” y asevera con claridad que tenemos indudable e indiscutiblemente
un cuerpo, lo demás, es una discusión de otro ámbito. Por el momento,
quedémonos con el cuerpo, el cual es una realidad física que se puede comprobar
por cualquiera de manera sensible. Todo cuerpo, como se afirma en la física
“ocupa un lugar en el espacio” y esto deja en claro su realidad física y material.
El cuerpo es un reflejo de lo que somos como personas; el cuerpo se
“ve”, nos describe quiénes somos y el modo que nos comportamos. Existen otros
que se han aventurado a considerar que el cuerpo “habla” por sí mismo de
lo que ha vivido. Tenemos por ejemplo el caso de personas que saben “leer” experiencias
vividas según lo que en el cuerpo se refleja o manifiesta. Toda experiencia
deja “una huella” en nuestro cuerpo y, nos demos cuenta o no, podemos
retomarla con una serie de ejercicios adecuados. Sólo a modo de
ejemplificación, existen teorías que consideran que una persona jorobada, con
los hombros hacia adelante y el tórax sumido es una persona que ha tenido una
experiencia que sigue “cargando” y que no ha querido compartirla o platicarla.
Otro ejemplo son las personas con los hombros hacia atrás, el pecho salido,
con un paso fuerte al caminar: puede representar a alguien prepotente, que
abusa de otros y se siente que nadie le merece; que alguien se agarre
constantemente las manos o el cabello, muestra inseguridad, que busca tomarse
de algo para no dudar. En fin, cantidad de ejemplos que se tienen de cómo las
posturas de nuestro cuerpo, hablan de lo que nos sucede.
Nuestro cuerpo realmente refleja el estado de ánimo, el modo como me relaciono con los que me
rodean, el cuerpo revela lo que se ha
vivido a lo largo del tiempo. Alexander Lowen, representante de la
bioenergética, menciona: “lo que sucede en la mente refleja lo que está
sucediendo en el cuerpo y viceversa”. Dicho de otra manera, el modo en que
uno piensa afecta al modo en que uno siente. Los aportes y técnicas de la
bioenergética tienen el fin de tomar conciencia del propio cuerpo: “uno es
su cuerpo…uno es su historia”.
Una
vez que nos hemos referido a la existencia del cuerpo, pasemos a concebir al
ser humano en las dimensiones que lo constituyen como persona en su totalidad;
cuerpo-mente-espíritu. El equilibrio en estas dimensiones hace que la
persona se viva de una manera satisfactoria, con energía y experimente momentos
de felicidad con más frecuencia. Sin embargo, mi apreciación es que en la
actualidad hemos olvidado que somos la unidad de estas tres dimensiones del
ser humano, nuestro hacer (acciones) habla más de lo dividido que
podemos ser, al mostrar la incongruencia de lo que pienso con lo que expreso a
través del cuerpo. Nuestra cultura no atiende a las necesidades del cuerpo, se
centra en el pensamiento, en el poder, en la razón, dejando para después la
expresión de sentimientos. Olvidando que el hombre tiene la necesidad de
contactar con su cuerpo para tener una calidad de vida, así nos lo hace
saber la psicóloga Alicia Miller en su libro: el cuerpo nunca miente.
Han
escuchado, incluso haber leído las frases: “el cuerpo tiene sus razones”,
“diálogos del cuerpo”, “tu cuerpo, tu casa”, “de la emoción a la lesión”,
“sana tu cuerpo”, etc. Todas ellas hacen alusión a la importancia de contactar
con el cuerpo, porque todas estas frases reflejan que los problemas y
conflictos de la persona están estructurados en el cuerpo.
En
este sentido la expresión corporal hace referencia a historias de vida a
través de estados de ánimo, emociones, sentimientos, pensamientos, juicios
previos, valores y todo lo que constituye a la persona.
En
base a lo anterior podemos resaltar un elemento importante: las emociones.
La etimología del vocablo latino significa “remover”, “agitar”. Entonces, las
emociones son movimientos del cuerpo y, si son movimientos, también hay que
agregar procesos energéticos, o sea referirnos a cargas energéticas en el cuerpo.
Quien nos puede ayudar a entender lo anterior es Alexander Lowen en su libro de
Bioenergética cuando da un ejemplo como el siguiente: “…la ira produce tensión…,
una carga en la parte superior del cuerpo, en la que están situados los órganos
principales del ataque, los dientes y los brazos, se conoce al individuo
irritado por su cara enrojecida, sus puños apretados y la contracción torva de
su boca. …la tristeza presenta un aspecto decaído como si la persona estuviese
a punto de romper a llorar…”. Con este ejemplo podemos incluir otro
elemento, el músculo, la parte del cuerpo donde habita y vibra la
emoción, en este caso, la tensión. Y por otro lado también podemos comprender
el modo en cómo la persona se apropia de un estilo de vida y además, así se
mueve en su interacción con su mundo exterior. Sin darse cuenta de que no es
genuino su estilo de vida, pues se ve condicionado por sentimientos no
resueltos. Es por ello que la terapia del movimiento, bioenergética, de la
música, de la risa, la danza entre otras, diseñan toda una
intervención de atención corporal encaminadas a mover el músculo.
Ahora
bien, cuando decimos contactar con el cuerpo nos estamos refiriendo a un
proceso de autoconocimiento o exploración corporal. Es
aquí donde entran las diferentes psicoterapias con sus teorías, técnicas,
estrategias, metodologías y sus enfoques psicológicos. Adentrarnos en ellas
sería casi imposible terminar de abordarlas, precisamente por su gran variedad,
sin embargo, buscar y encontrar cuál es la mejor para cada quien, es un asunto
de elección personal.
Adentrarse
a conocernos requiere de una voluntad y una devoción personal para
llegar al fondo de nuestra historia corporal que permita descubrir quiénes
somos, qué hemos vivido y qué queremos vivir en el presente. Las
bondades de la psicoterapia se experimentan cuando existe la voluntad de
aprender ciertas habilidades básicas, como el de la sensibilización, el darnos
cuenta de qué pienso, qué siento; sensaciones, emociones, sentimientos, cómo
es mi postura corporal, mi energía y mi respiración. Reconocer nuestras
emociones y asumirlas es descubrir la necesidad… detrás del sentimiento.
Existen diversas herramientas que hace que la expresión corporal sea una manera
útil para crecer como persona.
Actualmente
se ha reconsiderado y sobre todo retomado la memoria corporal, como un
recurso que nos permite aumentar las posibilidades de aprendizaje y sobre todo
de conocimiento de lo que somos como seres humanos. Es importante resaltar que
todas estas aplicaciones son propuestas que pretenden ayudarnos a conocernos,
nada es infalible y sobre todo es importante considerarlas como herramientas,
nunca como leyes.
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