domingo, 29 de marzo de 2020

Cara a cara con la muerte: Cómo dar la noticia que el mundo no quiere escuchar


Leonardo Lugaresi 
(En “Settimo cielo” 30 marzo 2020)
… El mundo de hoy está realmente en manos de una angustia de muerte. La pandemia del Covid-19 que está aterrorizando a todos no es la primera causa de muerte y probablemente no lo será en el futuro, a pesar de su temido desarrollo. En nuestro planeta, los hombres mueren más por mil otras razones, cada año por decenas y decenas de millones. Esto no nos angustia porque se trata, por así decir, de la muerte de otros. […]
La muerte por el coronavirus, por el contrario, es nuestra muerte. La que en cualquier momento y a pesar de toda precaución, podría tocarme y también a ti. El virus invisible y ubicuo hace realidad, como posibilidad universal, la inminencia constante de mi muerte. Es decir, precisamente lo que la modernidad ha pretendido excluir sistemáticamente del propio horizonte.
Lo que es insoportable para nosotros los modernos es, efectivamente, la condición de sustancial paralización en la que nos hemos descubierto de un día para otro. El recurrir instintiva y habitualmente a la metáfora de la guerra para representar la actual condición de la humanidad revela también nuestra necesidad inconsciente de tener las armas en la mano. Las que probablemente tendremos, quizás en un futuro próximo, pero no ahora.
Sin embargo, esta condición, aunque aborrecida por la modernidad, pertenece esencialmente a la vida humana en su relación con la muerte, y esto debe decirse también. El punto, hoy como ayer y siempre, es que el hombre está inerme frente a la muerte, ante todo porque no está en condiciones de pensarla. La máxima atribuida a La Rochefoucauld: “Hay dos cosas que no se pueden mirar fijamente, el sol y la muerte”, corresponde a una evidencia tan elemental que cualquiera podría haberla pronunciado en cualquier época. En sí misma, la muerte es impensable. Naturalmente, se pueden pensar infinitas cosas en torno a ella... pero no se puede pensar la muerte. Y en este colapso del pensamiento humano, el sujeto moderno falla. Por eso tiene la absoluta necesidad de admitirla en su horizonte sólo como muerte de los otros.
¿La Iglesia tiene una palabra para decir sobre la muerte? Sí que la tiene, y es la única en tenerla porque la ha recibido de Cristo, quien es el único que está en condiciones de pronunciarla, porque es el único que sabe qué es la muerte, por haberla sufrido y por haberla vencido.
Pero esta palabra única es también una palabra dura que el mundo moderno no quiere escuchar. San Pablo la formula así: “Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo, porque si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor. Sea que vivamos o que muramos, somos entonces del Señor” (Rm 14, 7-8). Somos del Señor: aquí está todo lo que es esencial saber para vivir y para morir, y el virus que nos provoca tanto miedo no desmiente esto en absoluto, más bien hace más convincente la verdad literal de esta afirmación, que es el perno de toda la vida cristiana. También podemos estar agotados por el miedo y no encontrar algún aparente consuelo psicológico de la fe, de las prácticas de piedad, de las palabras y de los gestos de la Iglesia, pero todo esto no socava la objetividad del hecho de que “somos del Señor”. … es decir, pertenecemos a Otro, no somos propiedad nuestra. En la medida en que nuestra conciencia se adhiera a esta realidad, también retrocederá el miedo y dejará de ser determinante. Permanecerá, pero como reacción instintiva de la carne que no quiere perecer, permanecerá, por decir así, fuera del alma. Permanecerá el miedo, pero ya no la angustia.
… Pero hay más: la paralización que es tan intolerable para el hombre moderno constituye, mirándolo bien, la condición normal del cristiano en el mundo y la aceptación de tal condición es la premisa para el testimonio que el cristiano brinda al mundo. Para usar también las palabras de san Pablo: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada?” (Rm 8, 35). El virus que nos atemoriza tanto no hace más que agregarse a esta lista, haciéndola finalmente concreta para cada uno de nosotros, esta vez sin excluir a nadie…



lunes, 23 de marzo de 2020

A UNO NO LE ENSEÑAN ESO


Por: Marlon Viana Sotto

Mario Mendoza, es uno de los escritores que sigo dada su manera de escribir o de resistir como él lo llama, a través de la escritura y su lectura de la realidad. A partir hechos que se pueden comprobar, crea personajes e historias que de una manera fascinante va entrelazando y contando, para poner al lector al tanto de realidades que desconocemos y frente a las cuales debemos reflexionar. Quiero compartir algunas de ellas.
La primera vez que lo leí  me generó una reacción: tal vez sentía que también en sus libros existe un mensaje con el que me identifico; por lo que empecé a seguirlo y a leer sus libros y a emprender una lucha personal, que todavía hay quienes no entienden o comprenden porque les podrá parecer inútil empezar a ver “como todo está diseñado para embrutecernos, para mantenernos empantanados en una mediocridad afectiva, moral, política, intelectual, física”. Hace falta ver cómo se van encargando de irnos moldeando para que jamás pensemos o hagamos reflexión de cómo estamos viviendo la vida; la televisión, los noticieros, la cultura del entretenimiento, el concepto de belleza, el consumismo aberrante, la xenofobia creciente; etc.
El mejor libro en que aborda todo esto, BUDA BLUES, es descrito como “su libro más explosivo. De él se desprende un desgarrador aullido contra la sociedad y la especie, contra la desigualdad y la brutalidad, contra el capitalismo fallido y sus vergüenzas, contra el American Way of Life, contra todas las “convenciones” contra “La Cosa” y sobre el cual en ocasiones profundizo, releo, ya que en él se describe como este sistema quiere llevarnos a que vivamos de una manera cómplice con su actuar, que no cuestionemos, que no denunciemos, que no luchemos, que no resistamos, que sigamos participando de un camino en el que el día que no seamos útiles nos tiraran, seremos basura. Desechos.
De hecho, en algunos lugares ya somos tratados de esta manera, como basura: un ejemplo de esto pasa en Calcuta, dice Mario, una ciudad en la que las personas en situación de calle por los mismo índices de pobreza viven una realidad, y es que en las horas de la madrugada, pasa un camión y unos hombres van acompañando el camión, llevan varas de bambú y van tocando a los que están sobre la acera o los andenes  y si hay quien esté vivo pues reaccionan, pero quien no responda o reaccione, estos hombres comprueban si realmente está vivo y si no, entonces es levantado y echado al camión, porque ha muerto ahí. No es sólo recoger un cuerpo, es el camión de la basura donde los depositan. Uno puede pensar que también es por un tema de salud y prevención porque esto puede generar una epidemia, pero también, ese camión es el camión de la basura donde los colocan. Este es no sólo el presente de estas personas, sino que también es el futuro, “un sistema que crea nuevos desechos: seres humanos”.
El mismo andén donde se camina en el día para ir al trabajo, para ir a la universidad, para ir de compras; en la noche se convierte en la casa de alguien, en la habitación del papá o un hijo, de una madre, en el comedor. Hay otra realidad también igual o más impactante en esta misma ciudad, la gente no aguanta la miseria, el hambre, la sed. Y se transforman en mendigos, porque no soportan esta situación y,  para ello, sucede algo: la gente se mutila, se saca un ojo, se corta una mano, una pierna para que les den dinero en los semáforos y no morir de hambre. Niños, mujeres, ancianos, jóvenes visitan un lugar donde los convierten en mendigos, en ese lugar hay alguien que les hace esto, los mutila y ellos deben pagar luego por eso.
Este escritor llama a la indiferencia “supra-ego”; es decir, “alteridad cero, es que el otro, no me interesa” que, si están pasando necesidades, hambre, sed, no tienes dónde pasar la noche, “ese no es mi problema, resuélvelo como puedas, no tienes con qué hacer mercado hoy, no me interesa, no es mi problema”. No nos han enseñado lo contrario, a uno no le enseñan eso. Cuántas personas hoy están viviendo en este estado de no importarle la condición de alguien que no tiene dónde pasar la noche o padece hambre y sed. Quizás en algún lugar, en este momento estén enseñando a ver al otro como alguien igual a mí y no sentirme superior, a saludar al otro que me sirve la comida, a la señora que hace el aseo, a compartir con los que no tienen nada o que son estigmatizados por su condición; lo que ve uno es la preocupación por ser competitivos, el desprecio por el otro. Me pregunto si algunos de estos signos de alteridad cero se han vivido o se empiezan a vivir en Guadalajara.   
Esto es un experimento de ese sistema depredador que no es fácil de detectar, de alteridad cero, que significa que hay gente que es desechable. Pensemos entonces ahora en nuestros países latinoamericanos, en la gente que ustedes han visto en su ciudad, en las calles, esas calles que caminamos en el día para ir al trabajo, a la universidad u oficina, al hospital, plaza; esos espacios que en la noche se convierten en el hogar de una persona, ese es el lugar donde el otro habita para ejercer los voluntariados.
Vamos a ayudarnos, a darnos la mano, vamos a resistir, a buscar la paz, la solidaridad hacia el otro; debemos enseñarle, no a las nuevas generaciones sino a ésta, sobre esto, sobre el sentido profundo de la vida
“lo fundamental es cuál es el sentido profundo de tu existencia y a eso tienes que entregarte; puedes ser el deporte, el servicio a la comunidad, la música. Algún día vamos a estar en un consultorio y vamos a salir del consultorio y nos van a decir tienes cáncer, te quedan tres meses de vida y de qué te agarras cuando sales, ¿del dinero?, ¿de las propiedades?, ¿de la fama?, ¿del prestigio?, ¿de qué te sirve tu ego ahí? Absolutamente de nada, todo se pone en su justo lugar y te queda el sentido profundo de tu vida y, en el caso mío, ese sentido profundo es escribir y leer” (entrevista para Infobae 2017)
¿Cuál es tu sentido profundo de tu existencia? ¿de la mía? Hay una parte de esta generación que se resiste, que no cede a este sistema, que está viviendo en los límites, que no se han quedado en el centro, que también es un extremo que puedes elegir y en el cual tienes el derecho a crecer, reproducirte y morir.  Quienes deciden romper y vivir en los límites como sus territorios cotidianos siente el verdadero estremecimiento al defender la vida, las vidas desaparecidas de sus familiares, para tanta violencia, el perdón, la naturaleza y de tener sentido sus vidas al tomar partido y vivir, repito, al límite, aunque por momentos parezca una batalla perdida. El compromiso es de todos, buscar el sentido profundo de nuestras vidas, porque ellas no sólo no salvan a nosotros, sino a otros.




lunes, 16 de marzo de 2020

Problemas emocionales durante la Adolescencia


Victoria de Molina
La juventud es el periodo de cambio comprendido entre la pubertad y la edad adulta. Hablar de juventud es poner el acento en los procesos de construcción de la identidad. Es un proceso que se caracteriza por un desarrollo y grandes cambios a nivel afectivo, psicológico, biológico, intelectual, ético-espiritual y social. Se habla de proceso porque implica un trabajo que permite desprenderse de la identidad infantil, para desarrollar la identidad adulta.

Hablar de juventud es, para muchos, sinónimo de alegría, audacia, creatividad, entusiasmo, amistades y, en una palabra, vitalidad. Sin embargo, no todos los chicos pueden decir que esta etapa sea del todo alegre, ya que la viven de forma sombría y pierden poco a poco el interés por aquello que les resultaba divertido e interesante.

Anteriormente, esto no era tan evidente. En generaciones pasadas la transición no era tan severa; hasta hace un par de décadas se contaba con un medio social más protector: la mamá estaba más tiempo con sus hijos y los chicos tenían varios hermanos para convivir, podían salir a la calle, hacían amistades y los vecinos colaboraban en su cuidado, entre otras cosas.

Debido al exigente ritmo de vida, niños y adolescentes se encuentran más expuestos a problemas y riesgos; los chicos ahora viven con mucha presión y gran temor, por ejemplo, a sufrir agresiones o un accidente, a que los roben, los asalten o abusen sexualmente de ellos. Si tomamos en cuenta estos aspectos adversos y los unimos a los factores biológicos y psicológicos por los que atraviesan, tenemos una idea más clara de las dificultades a las que se enfrentan los jóvenes en esta etapa de su vida.

Situaciones que suscitan sufrimiento

Algunas de las principales preocupaciones en esta etapa son: depresión, anorexia, bulimia, vigorexia, homosexualidad, y podríamos agregar también, según lo manifiesta un gran número de padres de familia, el uso de Internet.

Depresión: los estados depresivos en el adolescente son variados y fluctuantes, como lo es la misma etapa; son parte de las tensiones ante las nuevas situaciones que se deben enfrentar.

Los adolescentes que presentan baja autoestima, que son muy autocríticos o que perciben poco sentido de control sobre los acontecimientos negativos, presentan un riesgo particular de deprimirse cuando experimentan vivencias estresantes. Ciertos momentos de estado de ánimo deprimido son comunes y hasta normales en la mayoría de los adolescentes; sin embargo, cuando los síntomas depresivos son persistentes y afectan el funcionamiento normal, podría tratarse ya de un trastorno depresivo, sobre todo si los síntomas van acompañados de ideas de inferioridad, autorreproche, fracaso e incluso, en algunos casos, ideas de muerte.



Anorexia – Bulimia – Vigorexia – Dismorfia corporal: se trata de la nueva “epidemia del culto al cuerpo”, que se puede ver como una obsesión por la perfección del cuerpo. La anorexia y la bulimia hablan del ‘culto a la delgadez’; la vigorexia habla del ‘culto al músculo’; la dismorfia corporal conlleva una obsesión reiterada por alguna parte del cuerpo, aunque no exista ‘defecto’ alguno. Todos estos trastornos comparten algunos síntomas: desear una imagen corporal perfecta y distorsionar la realidad frente al espejo (distorsión del esquema corporal). Este fenómeno se ha incrementado en las últimas décadas; ser físicamente perfecto se ha convertido en uno de los objetivos principales de las sociedades desarrolladas. Es una meta impuesta por nuevos modelos de vida, en los que el aspecto parece ser el único sinónimo válido de éxito, felicidad e incluso de salud. Estas fuertes influencias sociales son decisivas en los adolescentes, personas que aún no logran una identidad y seguridad en sí mismas, que lo único que sienten es confusión, duda y total desequilibrio, por lo tanto, susceptibles a influencias tan generalizadas y amenazantes (“si no hago… si no soy… como los demás, seré rechazado”).

La anorexia y la bulimia son trastornos mentales que se manifiestan por conductas alimentarias patológicas: el dejar de comer en el primer caso, y el comer en exceso seguido por su expulsión en el segundo caso. Tanto uno como otro (comer nada y tragar-expulsar) son parte de una escena donde la comida simboliza mucho más que sólo eso. Es importante enfatizar que se trata de una grave perturbación psicológica, por lo que será necesario tratar de detectarla lo más pronto posible para poder darle la atención profesional que requiere.

La vigorexia es un trastorno mental cuyos síntomas se presentan como una obsesión por verse musculosos; se miran constantemente en el espejo y se ven enclenques, lo que les hace invertir todo el tiempo posible en el gimnasio para aumentar su musculatura. Además, tal obsesión les impele a consumir sustancias (anabólicos y otras sustancias nocivas) para lograr su objetivo, lo que complica, aún más, su padecimiento. Como patología mental, es necesaria la atención profesional.

La dismorfia corporal es otro tipo de trastorno mental; afecta cada vez a mayor número de personas y comienza, generalmente, en la adolescencia. Se trata de ciertos ‘complejos’ (el tamaño de la nariz, el típico acné de la pubertad, el abdomen, la cadera, etc.) agudizados, igualmente, por la obsesión de la belleza física, convirtiéndose, en ocasiones, en auténticas enfermedades mentales con ansiedad, depresión, fobias, movimientos compulsivos (sobre todo la autoobservación ante el espejo) y que conducen a la llamada ‘dismorfia corporal’.  Actualmente, es muy común recurrir a la cirugía estética para satisfacer ese ‘gusto’ y disminuir los síntomas; sin embargo, se trata de un trastorno mental, no físico, por lo que ninguna cirugías logra la mejoría esperada. Requiere atención profesional, al igual que las mencionadas anteriormente.



Homosexualidad: No se puede hablar de homosexualidad hasta que el individuo ha alcanzado una madurez psicosexual adulta, o sea que ha superado todo el proceso (pubertad-adolescencia-juventud) satisfactoriamente. Antes de esa madurez, la identidad sexual no está completamente establecida; de hecho, existe una identidad sexual ambigua. Los adolescentes tienen, comúnmente, sentimientos homosexuales e incluso experiencias homosexuales. Esto no impide llegar a un desarrollo heterosexual normal. El afecto y el amor hacia una persona del mismo sexo es un elemento bastante común del desarrollo psicosexual del individuo.

Los adolescentes comparan sus cuerpos, su relación con los padres, su capacidad de seducción, sus habilidades sociales y de relación; pero también comparan sus sentimientos y emociones. En muchas ocasiones, experimentan la disyuntiva existente entre sus pensamientos y los de sus iguales. Las dudas aparecen y éstas se viven con un alto grado de confusión, miedo y desconcierto. Cuando se habla de un adolescente que se debate entre la homosexualidad y la heterosexualidad, se está frente a un individuo que se cuestiona quién es, de qué manera debe actuar, hacia dónde debe dirigirse, pero, sobre todo, se cuestiona si dejará de ser “normal” y se convertirá en algo “perverso” y, además, si el resto del mundo lo percibirá como tal y si por ello se quedará siempre solo. Cuando se enfrentan a estos planteamientos, si no encuentran el apoyo, la comprensión y la información adecuada para aclarar sus inquietudes y angustias, pueden intentar encubrir sus sentimientos y deseos, con el peligro, ahora sí, de empezar a desarrollar alguna patología o una inclinación sexual que, más que verdadera, será el resultado de los miedos, presiones o influencias ante la situación vivida. Y las presiones/influencias sociales no son pocas; aunque para las mujeres suele ser algo más sencillo, ya que pueden mantener un afecto abierto con otras chicas sin que esto sea mal visto socialmente, mientras con los varones no ocurre lo mismo. Y si ellos llegan a asustarse de las respuestas despectivas de la sociedad, corren el riesgo de girar defensivamente hacia una orientación homosexual incrementada, como medida protectora.

Lo importante no es si el joven, en esta etapa del desarrollo, ha tenido (o tiene) relaciones homosexuales o relaciones heterosexuales, lo primordial es si está preparado para tener relaciones sexuales; si ha alcanzado la madurez psicosexual para tomar tal decisión.

Es necesario estar conscientes de que en la pubertad se instaura la supremacía de la zona genital y el objetivo de la reproducción, y se manifiesta por la excitación de esta zona erógena, por la intensa tensión interior y la urgente necesidad de descarga, y por la gran excitación sexual psicológica que lleva a la masturbación, debido al gran poder del impulso y la obvia imposibilidad de solucionarlo adecuadamente. Es evidente, entonces, que hablar de homosexualidad como tal, en esta transición hacia la vida adulta, resultaría incorrecto; sería más adecuado entender lo que conlleva este proceso y así poder acompañar al joven al desarrollo psicosexual adulto con madurez. 



Internet: el uso de esta herramienta puede ser una fuente de diversión, aprendizaje y amistad para un adolescente, pero también una fuente de potenciales riegos de los que debe aprender a protegerse. Los jóvenes suelen explorar rincones y espacios marginales del ciberespacio, mediante los cuales pueden llegar a entrar en contacto con gente muy distante a sus pares, lo cual, lamentablemente, los hace ser parte del grupo más vulnerable a sufrir abusos por parte, por ejemplo, de vendedores de droga, pedófilos y cualquier otro tipo de explotadores. Estos riesgos representan uno de los aspectos (de Internet) que preocupan a los padres de familia; otro aspecto es su uso ‘exagerado’, o sea, la cantidad de tiempo invertida en esta conducta.

Es necesario – repetimos - entender el proceso por el que pasa el joven; la “difusión de su identidad” puede llevarlo al aislamiento (necesidad de estar a solas para encontrarse a sí mismo). En esos momentos, el uso de Internet le proporciona, tanto un medio de escape como un lugar donde puede compartir con sus pares las mismas inquietudes, gustos y aficiones, además de que le ofrece la oportunidad de expresar pensamientos y sentimientos que, tal vez, en una relación personal cara a cara, no se atrevería a expresar (inseguridades propias de su edad).

En la actualidad Internet se ha convertido en una herramienta indispensable; proporciona una inmensa cantidad de información, lo que favorece el aprendizaje; una gran variedad de entretenimiento, una forma distinta de relaciones personales, un acercamiento a la diversidad cultural, etc. Todos estos elementos representan un gran atractivo para el adolescente, con grandes inquietudes e imperiosa curiosidad.

En cuanto a la forma de ‘uso’ y al grado de ‘abuso’ de este medio, lo más importante es, simplemente, poner atención de la misma manera que se le pone a cualquier otra conducta propia de la adolescencia; en el entendido que forma parte del comportamiento normal del joven, mientras que dicha conducta no refleje algún rasgo de anormalidad (patológico), como podría ser la obsesión o la dependencia, que pueden llegar a inhibir significativamente el curso de la vida cotidiana. Lo mismo que sucede con el juego, el deporte, el estudio, etc., que se consideran actividades “normales” del sujeto, mientras que no se transformen en una “conducta anormal”, que significaría el síntoma de un problema más serio. Lo mismo dicho hasta ahora, se puede aplicar a todo uso de las redes sociales.


martes, 10 de marzo de 2020

GRUPO DE AYUDA EN DUELO PARA NIÑOS


La finalidad del grupo de ayuda en duelo dirigido a niños que ofrece el Centro San Camilo es, precisamente, que el menor reconozca y afronte sus sentimientos referentes a la pérdida y adquiera un mejor discernimiento de sí mismo; paralelamente, brindar herramientas de afrontamiento positivo en un ambiente de calidez humana en donde desarrolle habilidades de comunicación, convivencia social y familiar. 

Conjuntamente con este objetivo se encuentra el favorecer el trabajo en equipo en el cual existen elementos, que resulten de apoyo en el momento del sufrimiento. Dentro del espacio, los pequeños se sienten comprendidos, escuchados, en un contexto donde no se enjuicia y en el que puede compartir su experiencia y, al mismo tiempo, está siendo vivida también por el resto de los menores, con las diferentes características de cada caso.

En el taller, los participantes construyen vínculos de amistad, de compasión, empatía, además comparten sentimientos difíciles, normalizan su experiencia, identifican otras formas de vivir y afrontar la pérdida para juntos descubrir nuevos significados y esperanzas. Todo ello hace que el grupo de apoyo sea un espacio recomendable para reducir el aislamiento, aumentar la autoestima y ganar confianza en sí mismos, recuperando el sentido y control de la propia vida, llegando a un enriquecimiento individual. 

Si ustedes conocen o tienen niños que se encuentran en un proceso de duelo se hace la invitación para que acudan a estos talleres, los cuales tiene una duración de ocho sesiones de hora y media cada una. La edad requerida para participar es de 6 a 10 años.  



martes, 3 de marzo de 2020

Algunas observaciones sobre el Amor


El amor… ese motor de la vida y de las relaciones humanas que le da sentido a la existencia.

La definición del amor, según el diccionario de la Real Academia Española es: “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”, “Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”, “Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo”.

Tratar de definir el amor como concepto resulta complejo, ya que no existe una delimitación muy clara entre el amor y sentimientos o emociones parecidas. Lo cierto es que el amor es una de las emociones más intensas que las personas podemos experimentar. Existen muchos tipos de amor, el más buscado y deseado es el amor de pareja, la búsqueda de una relación romántica con aquella persona con la que tengamos esa pasión e intimidad que nos lleve a alcanzar un compromiso a largo plazo.



La mayoría de los autores tratan de explicar el amor según sus diferentes manifestaciones; la clasificación que congrega a un mayor número de expertos acerca de cuáles son los tipos de amor, es la Teoría Triangular de Sternberg. Para este autor, las relaciones pueden tener una combinación de tres elementos fundamentales (o podrían tener los tres):

1)      Intimidad/Confianza: Se refiere a los sentimientos, dentro de una relación, que promueven el acercamiento, el vínculo, la conexión y principalmente la revelación mutua. La clave de la intimidad está en la autoexposición mutua de los miembros de la pareja, en salir de nosotros mismos y mostrarnos tal como somos en un proceso de confianza y aceptación mutua, sin olvidar que, a la vez, es necesario fomentar el desarrollo de una personalidad autónoma e independiente.

2)      Pasión: Estado de intenso deseo de unión con el otro, como expresión de deseos y necesidades, gran deseo sexual o romántico, acompañado de excitación psicológica. No cabe duda de que la relación sexual satisfactoria, si bien no es la condición única para el mantenimiento de la pareja, sí es un factor muy importante. En la pasión influye la química del amor. La presencia en el cerebro de ciertas sustancias bioquímicas de diversa índole y naturaleza explica el proceso emocional.

3)      Compromiso: Es la decisión de amar a otra persona, serle fiel y compartir con ella muchas actividades y bienes personales sin limitación temporal. Es el deseo de formar un “nosotros” y poderlo manifestar a los demás. Todo esto implica la voluntaria aceptación de un cierto número de obligaciones, evitando cualquier comportamiento que amenace la relación y otras muchas más cosas.



Al realizar diferentes combinaciones de estos elementos, tenemos los siete tipos de amor:

1.       Cariño: (Intimidad). Es el cariño íntimo que caracteriza las verdaderas amistades, en donde se siente un vínculo y una cercanía con la otra persona, pero no pasión física ni compromiso a largo plazo.

2.       Encaprichamiento: (Pasión). Es lo que comúnmente se conoce como “amor a primera vista”. Sin intimidad ni compromiso. Así es como se inician muchas relaciones de pareja, permitiendo que posteriormente se vayan alcanzando diferentes niveles de intimidad y compromiso, aunque hay veces que sólo se queda en pasión.

3.       Amor Vacío: (Compromiso). Existe una unión por compromiso, pero la pasión y la intimidad no existen. Esta relación es común cuando se forma un matrimonio por conveniencia, o cuando dos personas que llevan muchos años juntos aún tienen intenciones de seguir juntos pero ya no sienten nada más.

4.       Amor romántico: (Intimidad y Pasión). Este amor tiene como componentes la Pasión y la confianza, pero no existe el compromiso.

5.       Amor sociable/compañero: (intimidad y Compromiso). Relaciones en las que la pasión ha desaparecido, pero se mantiene un gran cariño y compromiso por el otro. Se encuentra en la familia y en los amigos profundos, que pasan mucho tiempo juntos, en una relación sin deseo sexual. Es un amor cuya ambición es la preocupación por la felicidad y bienestar del otro.

6.       Amor fatuo o loco: (Pasión y Compromiso). Se da en las relaciones en las que el compromiso es motivado principalmente por la pasión. Este tipo de amor se expresa cuando, por ejemplo, dos personas contraen matrimonio al poco tiempo de haberse enamorado, y todavía no ha surgido el componente de la intimidad. Es un amor poco realista, ya que no se conoce verdaderamente a la otra persona; no existe la confianza.

7.       Amor consumado: (Intimidad, Pasión y Compromiso). Es la forma completa del amor. Representa la relación ideal que todos quieren pero que, aparentemente, pocos alcanzan. Sternberg señala que mantener un amor consumado puede ser aún más difícil que llegar a él. Enfatiza la importancia de traducir los componentes del amor en acciones. “Sin expresión”, advierte, “hasta el amor más grande puede morir”.



El ciclo amoroso no es constante y hace que mientras el amor romántico comienza con altas dosis de pasión y una creciente intimidad, se vaya transformando en amor compañero donde baja la pasión, se mantiene la intimidad y aumenta el compromiso.



John Allan Lee parte de la idea de que, al igual que ocurre con los colores, hay tres tipos de afectos primarios que, al mezclarse entre ellos, dan lugar a otros tres, y señala que el amor auténtico, el más enriquecedor, es de color azul, rojo y amarillo. (Compañía = azul; Respeto = amarillo; Pasión = rojo). Estos tres colores básicos, al mezclarse puedan dar origen a nuevas tonalidades, a otros tipos de amor. Los tipos de amor según John Allan Lee son:

a)       El amor romántico y pasional – Eros: vínculo idealizado y promovido a su vez por nuestra cultura, en la que la pasión y la devoción emocional originan vínculos a menudo malsanos. La atracción es intensa e inmediata, se pone la atención en el aspecto físico, en la devoción absoluta y en la posesión. Las personas experimentan este tipo de amor cuando aseguran haberse “enamorado a primera vista”, pues tiene que ver con la intensidad de la atracción física y pasional por el otro. El romance y lo erótico sobresale, rasgos que muchas veces suelen cubrir otras características que se descubren más tarde.

b)      El amor lúdico – Ludus: Las personas que viven un amor lúdico, lo hacen sin ataduras ni compromisos; buscan principalmente las aventuras y la diversión. Se mantienen en la relación hasta que se aburren y, generalmente, cuando ello sucede van en búsqueda de un nuevo amor. Construyen relaciones emocionalmente distantes y para lograr su objetivo no dudan en seducir, engañar y manipular.

c)       El amor amistoso y leal – Storge: En este tipo de amor, lo emocional está en primer plano. Está basado en la lealtad, la amistad y el compañerismo. Es el amor que crece poco a poco y se cimienta sobre fuertes bases. La relación se mantiene por el entendimiento mutuo y el gusto de disfrutar de la compañía de la otra persona; las relaciones sexuales pasan a segundo plano, así como las demostraciones de pasión intensa. Es el amor maduro y comprometido de las relaciones duraderas.

d)      El amor maniático – Manía = Eros + Ludus: Es una combinación del amor lúdico y el pasional, donde se observa una dependencia emocional obsesiva. Estilo de amor presente en personas con baja autoestima, dependientes y focalizadas sólo en satisfacer sus necesidades; son posesivas, celosas, controladoras y pueden llegar a ser violentas.

e)      El amor pragmático –Pragma = Ludos + Storge: Es la combinación del amor lúdico con el amor amistoso. En este tipo de amor tenemos a las personas que se rigen por el sentido de la lógica. El sentido práctico es la base de este amor; es una forma racional de abordar al amor, donde las emociones pasan a un segundo lugar para focalizarse en la utilidad de las relaciones afectivas.

f)        El amor desinteresado – Ágape = Eros + Storge: Es la combinación del amor romántico con el amistoso y leal. Se trata del vínculo que más puede generar felicidad; formado por personas que saben dar y recibir. Son perfiles que se centran en las necesidades de su pareja, que ofrecen su afecto de manera incondicional, que se comprometen, que cuidan y se cuidan, que trabajan en un vínculo basado en la satisfacción mutua, la lealtad, el respeto y la armonía. 



Para muchos otros, el amor romántico está compuesto por tres fases que van apareciendo de forma secuencial: el enamoramiento, el amor romántico (construcción de lazos afectivos) y el amor maduro. En cuanto al amor maduro, y según la opinión de Robert Epstein, “Las prácticas culturales influyen notablemente en cómo las personas buscan y desarrollan amor, y la clave es la compatibilidad con los esquemas mentales, es decir, compartir una mirada similar sobre el mundo”. Epstein piensa que “en culturas donde la gente se casa teniendo en cuenta una visión irracional del amor promovida por los medios de comunicación, tienen serias dificultades para mantener la relación, en parte debido a que confunden el amor con el enamoramiento. Esto no es una situación propicia para tener una relación a largo plazo”.



Este tipo de clasificaciones sirven como guías, para conocernos mejor y conocer nuestras formas de amar y relacionarnos, pues sabemos que las personas pueden experimentar uno o varios tipos de amor a lo largo de su vida o, incluso, de una misma relación.

Lo que merece la pena destacar es que, independientemente del autor o la clasificación, el amor es un acto en el que la persona se da a otra, u otras, en distintas medidas; podríamos decir que se da en relación de mayor a menor, o nulo, egoísmo. Por supuesto que entre mayor sea el grado de autenticidad y madurez de la persona, más “puro” será el amor que profese, y ese amor se puede aplicar a cualquier tipo de relación. Sobra decir que a lo que todos deberíamos de aspirar es al nivel de la espiritualidad (ágape); la comunión profunda que conduce a descubrir la originalidad del otro, al respeto profundo de la libertad y del proyecto de vida, al deseo de promover, de buscar la realización, de buscar sentidos y significados. En este nivel nos enamoramos de los ideales, de los valores, del proyecto de vida, de las creencias, de los deseos y las motivaciones profundas que tiene el otro, es el amor al otro por lo que es y no por lo que tiene. Ojalá que pudiéramos acercarnos cada vez más a estas formas de amar; tendríamos un mundo mejor.