El amor… ese motor de la vida
y de las relaciones humanas que le da sentido a la existencia.
La definición del amor, según
el diccionario de la Real Academia Española es: “Sentimiento intenso del ser
humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro
y unión con otro ser”, “Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos
atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra
y da energía para convivir, comunicarnos y crear”, “Sentimiento de afecto,
inclinación y entrega a alguien o algo”.
Tratar de definir el amor como
concepto resulta complejo, ya que no existe una delimitación muy clara entre el
amor y sentimientos o emociones parecidas. Lo cierto es que el amor es una de
las emociones más intensas que las personas podemos experimentar. Existen
muchos tipos de amor, el más buscado y deseado es el amor de pareja, la
búsqueda de una relación romántica con aquella persona con la que tengamos esa
pasión e intimidad que nos lleve a alcanzar un compromiso a largo plazo.
La mayoría de los autores
tratan de explicar el amor según sus diferentes manifestaciones; la
clasificación que congrega a un mayor número de expertos acerca de cuáles son
los tipos de amor, es la Teoría Triangular de Sternberg. Para este autor, las
relaciones pueden tener una combinación de tres elementos fundamentales (o
podrían tener los tres):
1) Intimidad/Confianza: Se refiere a los
sentimientos, dentro de una relación, que promueven el acercamiento, el
vínculo, la conexión y principalmente la revelación mutua. La clave de la
intimidad está en la autoexposición mutua de los miembros de la pareja, en
salir de nosotros mismos y mostrarnos tal como somos en un proceso de confianza
y aceptación mutua, sin olvidar que, a la vez, es necesario fomentar el
desarrollo de una personalidad autónoma e independiente.
2) Pasión: Estado de intenso deseo de
unión con el otro, como expresión de deseos y necesidades, gran deseo sexual o
romántico, acompañado de excitación psicológica. No cabe duda de que la
relación sexual satisfactoria, si bien no es la condición única para el
mantenimiento de la pareja, sí es un factor muy importante. En la pasión
influye la química del amor. La presencia en el cerebro de ciertas sustancias
bioquímicas de diversa índole y naturaleza explica el proceso emocional.
3) Compromiso: Es la decisión de amar a
otra persona, serle fiel y compartir con ella muchas actividades y bienes
personales sin limitación temporal. Es el deseo de formar un “nosotros” y
poderlo manifestar a los demás. Todo esto implica la voluntaria aceptación de
un cierto número de obligaciones, evitando cualquier comportamiento que amenace
la relación y otras muchas más cosas.
Al realizar diferentes
combinaciones de estos elementos, tenemos los siete tipos de amor:
1. Cariño: (Intimidad). Es el cariño
íntimo que caracteriza las verdaderas amistades, en donde se siente un vínculo
y una cercanía con la otra persona, pero no pasión física ni compromiso a largo
plazo.
2. Encaprichamiento: (Pasión). Es lo que
comúnmente se conoce como “amor a primera vista”. Sin intimidad ni compromiso.
Así es como se inician muchas relaciones de pareja, permitiendo que posteriormente
se vayan alcanzando diferentes niveles de intimidad y compromiso, aunque hay
veces que sólo se queda en pasión.
3. Amor Vacío: (Compromiso). Existe una
unión por compromiso, pero la pasión y la intimidad no existen. Esta relación
es común cuando se forma un matrimonio por conveniencia, o cuando dos personas
que llevan muchos años juntos aún tienen intenciones de seguir juntos pero ya
no sienten nada más.
4. Amor romántico: (Intimidad y Pasión).
Este amor tiene como componentes la Pasión y la confianza, pero no existe el
compromiso.
5. Amor sociable/compañero: (intimidad y
Compromiso). Relaciones en las que la pasión ha desaparecido, pero se mantiene
un gran cariño y compromiso por el otro. Se encuentra en la familia y en los
amigos profundos, que pasan mucho tiempo juntos, en una relación sin deseo
sexual. Es un amor cuya ambición es la preocupación por la felicidad y
bienestar del otro.
6. Amor fatuo o loco: (Pasión y
Compromiso). Se da en las relaciones en las que el compromiso es motivado
principalmente por la pasión. Este tipo de amor se expresa cuando, por ejemplo,
dos personas contraen matrimonio al poco tiempo de haberse enamorado, y todavía
no ha surgido el componente de la intimidad. Es un amor poco realista, ya que
no se conoce verdaderamente a la otra persona; no existe la confianza.
7. Amor consumado: (Intimidad, Pasión y
Compromiso). Es la forma completa del amor. Representa la relación ideal que
todos quieren pero que, aparentemente, pocos alcanzan. Sternberg señala que
mantener un amor consumado puede ser aún más difícil que llegar a él. Enfatiza
la importancia de traducir los componentes del amor en acciones. “Sin
expresión”, advierte, “hasta el amor más grande puede morir”.
El ciclo amoroso no es
constante y hace que mientras el amor romántico comienza con altas dosis de
pasión y una creciente intimidad, se vaya transformando en amor compañero donde
baja la pasión, se mantiene la intimidad y aumenta el compromiso.
John Allan Lee parte de la
idea de que, al igual que ocurre con los colores, hay tres tipos de afectos
primarios que, al mezclarse entre ellos, dan lugar a otros tres, y señala que
el amor auténtico, el más enriquecedor, es de color azul, rojo y amarillo.
(Compañía = azul; Respeto = amarillo; Pasión = rojo). Estos tres colores
básicos, al mezclarse puedan dar origen a nuevas tonalidades, a otros tipos de
amor. Los tipos de amor según John Allan Lee son:
a) El amor romántico y pasional – Eros:
vínculo idealizado y promovido a su vez por nuestra cultura, en la que la
pasión y la devoción emocional originan vínculos a menudo malsanos. La
atracción es intensa e inmediata, se pone la atención en el aspecto físico, en
la devoción absoluta y en la posesión. Las personas experimentan este tipo de
amor cuando aseguran haberse “enamorado a primera vista”, pues tiene que ver
con la intensidad de la atracción física y pasional por el otro. El romance y
lo erótico sobresale, rasgos que muchas veces suelen cubrir otras
características que se descubren más tarde.
b) El amor lúdico – Ludus: Las personas
que viven un amor lúdico, lo hacen sin ataduras ni compromisos; buscan
principalmente las aventuras y la diversión. Se mantienen en la relación hasta
que se aburren y, generalmente, cuando ello sucede van en búsqueda de un nuevo
amor. Construyen relaciones emocionalmente distantes y para lograr su objetivo
no dudan en seducir, engañar y manipular.
c) El amor amistoso y leal – Storge: En
este tipo de amor, lo emocional está en primer plano. Está basado en la
lealtad, la amistad y el compañerismo. Es el amor que crece poco a poco y se
cimienta sobre fuertes bases. La relación se mantiene por el entendimiento
mutuo y el gusto de disfrutar de la compañía de la otra persona; las relaciones
sexuales pasan a segundo plano, así como las demostraciones de pasión intensa.
Es el amor maduro y comprometido de las relaciones duraderas.
d) El amor maniático – Manía = Eros + Ludus:
Es una combinación del amor lúdico y el pasional, donde se observa una
dependencia emocional obsesiva. Estilo de amor presente en personas con baja
autoestima, dependientes y focalizadas sólo en satisfacer sus necesidades; son
posesivas, celosas, controladoras y pueden llegar a ser violentas.
e) El amor pragmático –Pragma = Ludos +
Storge: Es la combinación del amor lúdico con el amor amistoso. En este
tipo de amor tenemos a las personas que se rigen por el sentido de la lógica.
El sentido práctico es la base de este amor; es una forma racional de abordar
al amor, donde las emociones pasan a un segundo lugar para focalizarse en la
utilidad de las relaciones afectivas.
f)
El amor
desinteresado – Ágape = Eros + Storge: Es la combinación del amor romántico
con el amistoso y leal. Se trata del vínculo que más puede generar felicidad;
formado por personas que saben dar y recibir. Son perfiles que se centran en
las necesidades de su pareja, que ofrecen su afecto de manera incondicional,
que se comprometen, que cuidan y se cuidan, que trabajan en un vínculo basado
en la satisfacción mutua, la lealtad, el respeto y la armonía.
Para muchos otros, el amor
romántico está compuesto por tres fases que van apareciendo de forma secuencial:
el enamoramiento, el amor romántico (construcción de lazos afectivos) y el amor
maduro. En cuanto al amor maduro, y según la opinión de Robert Epstein, “Las
prácticas culturales influyen notablemente en cómo las personas buscan y
desarrollan amor, y la clave es la compatibilidad con los esquemas mentales, es
decir, compartir una mirada similar sobre el mundo”. Epstein piensa que “en
culturas donde la gente se casa teniendo en cuenta una visión irracional del
amor promovida por los medios de comunicación, tienen serias dificultades para
mantener la relación, en parte debido a que confunden el amor con el
enamoramiento. Esto no es una situación propicia para tener una relación a
largo plazo”.
Este tipo de clasificaciones
sirven como guías, para conocernos mejor y conocer nuestras formas de amar y
relacionarnos, pues sabemos que las personas pueden experimentar uno o varios
tipos de amor a lo largo de su vida o, incluso, de una misma relación.
Lo que merece la pena destacar
es que, independientemente del autor o la clasificación, el amor es un acto en
el que la persona se da a otra, u otras, en distintas medidas; podríamos decir
que se da en relación de mayor a menor, o nulo, egoísmo. Por supuesto que entre
mayor sea el grado de autenticidad y madurez de la persona, más “puro” será el
amor que profese, y ese amor se puede aplicar a cualquier tipo de relación. Sobra
decir que a lo que todos deberíamos de aspirar es al nivel de la espiritualidad
(ágape); la comunión profunda que conduce a descubrir la originalidad del otro,
al respeto profundo de la libertad y del proyecto de vida, al deseo de
promover, de buscar la realización, de buscar sentidos y significados. En este
nivel nos enamoramos de los ideales, de los valores, del proyecto de vida, de
las creencias, de los deseos y las motivaciones profundas que tiene el otro, es
el amor al otro por lo que es y no por lo que tiene. Ojalá que pudiéramos acercarnos
cada vez más a estas formas de amar; tendríamos un mundo mejor.
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